miércoles, 5 de diciembre de 2018

Rastros de rana común (Pelophylax perezi).


Hoy hablaré de un rastro muy curioso e interesante y con los que disfruto mucho siguiéndolos cuando los encuentro.

Coincidente con los rastros de un cangrejo de río que se describían en el margen de un arroyo, se encontraban impresas otras marcas que no correspondían con las del crustáceo. Lo que a primera vista y desde la distancia podía hacer pensar que en algún momento había arrastrado sus pinzas, la realidad fue otra. Al examinar detenidamente el entorno de los rastros, se podía observar como esas marcas se volvían a repetir fuera del trayecto que recorrió el cangrejo. 

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 (1) y (2). Rastro de cangrejo donde se encontraban otras marcas diferentes.

Los rastros describían un patrón, un mismo patrón. En algunos se apreciaban unas manitas junto a líneas y pequeñas perforaciones paralelos reunidos en un mismo punto, estas agrupaciones se repetían de forma continuada separadas siempre por la misma distancia. Quiero destacar con este escenario la importancia de explorar y observar con detenimiento a nuestro alrededor cuando encontramos un rastro o señal, no perdernos ni un detalle porque es ahí donde puede estar la respuesta. En esta ocasión nos encontrábamos ante los rastros que una rana había descrito al saltar sucesivamente.

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(3) y (4). Grupos de huellas que describe una rana al saltar separadas por la misma distancia aprox.

Las ranas son anfibios anuros que como ya sabemos están adaptadas al medio acuático, y donde desarrollan parte del ciclo de su vida. Cuando son adultas, salen al exterior y algunos desplazamientos los realiza por tierra. Hay ranas arborícolas ibéricas  de la familia Hylidae, que suelen habitar entre la vegetación o subirse a ramas de arbustos y árboles. Pero aquí trataremos las especies pertenecientes a la familia  Ranidae, como la rana común (Pelophylax perezi). 

La manera más efectiva de desplazamiento de las ranas fuera del agua, por su forma y estructura, es a saltos. Por lo tanto su rastros describirán una serie de marcas agrupadas que se repiten sucesivamente a la misma distancia y que corresponde al aterrizaje de cada salto. En las imágenes (3) y (4) podemos apreciarlas rodeadas de un círculo.

Las ranas de la familia Ranidae poseen en sus manos cuatro dedos delgaditos, no muy largos y prácticamente de las misma longitud, sin discos adhesivos. Sus patas traseras tienen cinco dedos que se abren como un abanico y están unidos por una fina membrana interdigital, (ideal para impulsarse en el agua). Su rastro consiste en grupos de cuatro huellas como ya hemos comentado, a veces también puede señalar el contorno de la parte inferior de su cuerpo. Las huellas de las manos se sitúan en la zona central delantera, y sus dedos se dirigen hacia el interior. Las huellas de las patas traseras quedan paralelas a las manos en su borde externo, algo más retrasadas (esto depende del salto y el aterrizaje). Y sus dedos en forma de abanico plegado y algo curvos, también apuntan hacia el interior. El dedo cuarto es especialmente largo sobresaliendo del resto, el tercero y quinto tienen prácticamente la misma longitud, y los dedos uno y dos son de menor tamaño. Estas diferentes longitudes de dedos hacen que queden reflejados en el sustrato cuatro o cinco pequeños orificios que forman una línea y que corresponden a la punta de sus dedos, y que suelen ser muy visibles en algunos casos.

Abajo muestro dos dibujos, uno de sus extremidades (mano y pata trasera), y otro del grupo de huellas que describe en cada salto. He de incidir en que resulta muy difícil que se marquen todas estas características a la vez, y en la mayoría de casos debemos aplicar la intuición para situarlos. Además, los sustratos por donde se suelen desplazar las ranas son medios muy acuosos y que no permiten la impresión con definición de todos los detalles, pudiendo encontrar en ocasiones una simples líneas o hilera de agujeritos que marcan con su patas traseras.

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(a). Dibujo de la pata trasera y mano de una rana común (Pelophylax perezi) .
(b). Dibujo del grupo de huellas que deja impresa la rana común en el sustrato al saltar. 

A continuación muestro algunos ejemplos donde hay situaciones en los que está más claro, mientras que en otros son buenos aliados la observación de la sucesión del rastro y aplicar un poco la intuición.

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(5). En este salto quedaron manifiestas las manos de la rana, sin embargo las patas traseras solamente se podían intuir.

    (6)   
(6). En este rastro únicamente se marcaron los dedos de las patas traseras.

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(7). Esta vez solo quedaron impresas dos líneas paralelas. La observación del rastro descrito de forma sucesiva ayudó a la identificación.

Bueno, espero que a partir de ahora mostremos especial atención a los márgenes de los arroyos y sepamos identificar estos rastros tan bonitos de encontrar.

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