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miércoles, 15 de junio de 2022

¿Qué busca el tejón en la orilla del embalse?

En el mismo embalse del que hablaba la última vez, encontramos un agujero muy cercano a la orilla. Se trata del una gran excavadura vertical y profunda, la arena sacada recuerda a la acción de la pala de una excavadora pero en pequeñas dimensiones. Estas características son propias de la maniobra del tejón, cuyas grandes zarpas delanteras actúan como palas sacando la tierra a montones y no dispersándola en abanico, como por ejemplo el zorro.

Ya sabemos porqué el tejón se acerca a las orillas de un embalse desnudo, esta es una fuente de ricos manjares, como algún molusco, algún cangrejo, algún invertebrado que se refugia en la humedad del sustrato... Y es que la disponibilidad de alimento es uno de los principales factores que hacen a la fauna estar presente en cualquier medio.

Al lado de la excavadura se hallan la huellas del mustélido, un gran tejón merodeó quizás la noche anterior por ese sustrato fangoso.


Agujero producido por el tejón en su búsqueda de alimento


Huellas del tejón en el mismo sustrato

domingo, 10 de abril de 2022

Excrementos de tejón fuera de agujero

El tejón habitualmente deposita sus excrementos en un hueco excavado por el mismo en la tierra o alguna depresión, formando letrinas o de forma aislada. Pero no siempre es así, en algunas ocasiones los deposita tal cual directamente en la tierra sin excavar, o sobre cualquier superficie, como en este caso...

Esta vez el tejón decidió ubicarlos justo en medio de un puente de hormigón, al lado de este tenía su letrina con las misma heces y misma composición, pero esta vez su marcaje fue diferente. Y es que en la naturaleza las reglas están para romperlas...



 

viernes, 11 de febrero de 2022

La Tejonera

Se me quedaron estas imágenes en el tintero... 

Nos encontramos con una especie que desconfía tremendamente de los olores, si rondamos su tejonera puede mosquearse y llevarse días sin salir... El mismo vídeo lleva el mensaje 😉

martes, 7 de diciembre de 2021

Qué como el tejón...

Como ya sabemos la dieta del tejón es totalmente omnívora. Desde lombrices y otros invertebrados, variedad de vegetales y frutos, hasta pequeños mamíferos tales como micromamíferos o gazapos de conejo, y adultos también si se tercia... Así que ante falta de disponibilidad de uno, siempre encontrará otro...

Hoy quería mostraros una letrina de tejón que encontramos el otro día muy interesante, y aunque estaba algo deteriorada por la lluvia de estos días atrás, quizás esta nos ayudó a visualizar mejor la composición de sus heces. En la imagen segunda describo algunos de sus componentes, y en las siguientes imágenes lo vemos más detallado.

En ellas encontramos excrementos de composición muy diferente. Encontramos huesos de acebuchinas, de los tantos acebuches que crecen en estas tierras del sur, y que tantas especies aprovechan siendo una fuente de alimento muy muy nutritiva. También encontramos restos de huesos de algún mamífero, seguramente un micromamífero a pesar de lo triturados que estaban y por tanto dificultosa identificación. Encontramos también en las heces restos vegetales de frutos y algunas bellotas, todo mezclado con otra materia que podrían ser una combinación de invertebrados... Y lo más sorprendente que llegamos a encontrar, fueron unos excrementos totalmente compuestos de conchas trituradas de caracol, parece que uno de los días atrás el tejón se dio una gran panzada de caracoles...😄

Tras detenernos un ratin en observar esta letrina, continuamos el camino, en el que encontramos gran cantidad de agujeros excavados y letrinas del tejón, puede del mismo, o puede de otros individuos... Y es que el tejón en la actualidad, debido al abandono del campo y la menor presión en su exterminio,  está pasando por uno de sus mejores momentos 😊.


Letrina de tejón y su diferente composición

Huesos de acebuchina

Restos de huesos triturados

Caracoles triturados





                        Más escarbaduras y letrinas de tejón a lo largo del camino

miércoles, 26 de febrero de 2020

Caminos y su fauna acompañante

Ya he hablado en otras ocasiones sobre la tendencia de algunas especies de carnívoros a usar mayoritariamente las mismas veredas de campeo dentro de sus territorios, algunos más que otros, como serían por ejemplo el tejón o la gineta..., que suelen ser bastante fiel a éstas. Esa asiduidad nos puede ayudar a localizar y delimitar sus áreas territoriales. También podríamos añadir que otro tanto de especies tienen preferencia por usar los caminos en uso que han sido diseñados por el hombre, ello lo podemos comprobar en la cantidad de rastros e indicios que encontramos a lo largo de estos, tanto huellas, como excrementos u otros indicios de presencia. Sin embargo, hay especies, o existen casos en los que precisamente huyen de estos caminos, ya que se sienten vulnerables al transitar por ellos debido a  la presencia del hombre, o sencillamente no es su forma o medio de desplazarse.

Observando sus huellas podremos saber a groso modo cuáles son las que lo usan para desplazarse y cuáles las que no se sienten cómodas transitando por ellos. Si encontramos en abundancia huellas a lo largo de un camino de forma constante, describiendo un rastro continuo, podremos deducir que ese animal lo estaba usando y lo suele usar para sus desplazamientos. Pero si encontramos huellas de un animal que lo cruza, generalmente, de forma transversal y no longitudinal, nos dará a entender que trata de ser visible el menor tiempo posible y simplemente lo cruza al toparse con ellos.

Esta regla por supuesto, repito, se puede aplicar de forma general pero no como comportamiento típico de una especie, pues siempre pueden existir zonas donde el comportamiento de las mismas puede variar, depende del grado de tolerancia hacia la presencia humana.

A continuación muestro una de esas especies que suele ser muy asidua a estas vías de comunicación. El tejón, aún siendo bastante esquivo a los ojos del hombre, sí suele usarlo bien entrada la noche cuando el peligro parece desaparecer... En la foto podemos apreciar sus huellas en ambos sentidos, señal de que lo usaba tanto de ida, como de vuelta...



jueves, 6 de junio de 2019

De tejones

Recuerdo, que en mis comienzos en el fototrampeo no conseguía fototrampear al tejón. Lo localizaba siempre por sus rastros, y además en una densidad abundante, pero no salía nunca en los puntos donde dejaba fijada la cámara. Con el tiempo comprendí lo estricto que es esta especie en sus campeos diarios, usando sus caminos dentro de su territorio. Hay especies que las tienes al lado de la cámara, pasan por el lado de la cámara, pero no son captadas hasta que no la colocas justo en el sitio de paso. Aaayy estos tejoncillos, solamente es dar con vosotros... En la imagen, dos tejones uno detrás de otro.


martes, 12 de marzo de 2019

Tejonera de quince bocas

Ya en otras ocasiones he hablado sobre el extraordinario entramado de túneles y cámaras que componen una tejonera. Si tenemos intención de entenderla un poco, solo bastaría con compararla a una de nuestras viviendas, ya que su estructura, compartimentos y función tienen mucha similitud.

Fue emocionante examinar esta gran obra arquitectónica en uso hallada en las sierras gaditanas, y que se componía de quince bocas de entrada. Se situaba en un montículo de tierra elevado, el cual probablemente debía de estar completamente hueco y comunicado. Algunos de los accesos se encontraban recién trabajados. Presentaban arena acumulada de los movimientos de tierra extraída del interior, aún humedecida y donde se se marcaban abundantes huellas y surcos producidos al empujarla y al entrar y salir. Seguramente, este ajetreo correspondía a esa misma noche pasada.

En su proximidad, tal y como caracteriza a toda tejonera, se encontraban letrinas con un considerable cúmulo de excrementos, puede de uno o más individuos que habitaban dicha vivienda.

La vida en familia de estos mustélidos es realmente interesante, existen numerosos estudios que muestran su organización y complejas relaciones entre ellos.

No es habitual dar con tejoneras de tales dimensiones, así que mi admiración resultó aún mayor.








 Diferentes accesos a la tejonera, algunas presentan movimientos de tierra recién extraída.

Letrina situada en la proximidades de la tejonera

sábado, 15 de septiembre de 2018

Nutrias y tejones

El otro día hablaba de las diferentes marchas que pueden adoptar los distintos carnívoros y la complejidad que entraña su lectura en el rastro. El siguiente vídeo es un bonito ejemplo de como las nutrias son tremendamente variables, y en poco trayecto son capaces de adoptar algunas de ellas. También muestro como un tejón dotado de un exquisito olfato, busca, a modo cochinero, algún suculento bocado. Dos preciosos mustélidos de la nocturnidad en las sierras gaditanas.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Es hora de alimentarse

Un murciélago dibuja líneas en el aire capturando insectos. El tejón levanta piedras, quizás, buscando cangrejos de río. Una gineta persigue una polilla, a pesar de ser un diminuto bocado... En el transcurrir de la noche, la búsqueda de alimento es una atareada actividad para las diversas especies nocturnas.




viernes, 16 de junio de 2017

Una jornada interesante

Hay jornadas de fototrampeo que merece la pena compartir, como esta en la que la fauna parece posar en algunos momentos y que, como amante de la fotografía que soy no me dejan indiferente. Os dejo estas cuatro preciosas especies de carnívoros, al final la familia de garduñas de la última publicación, y en la última fotografía con un componente más, seguramente la madre con las tres crías del año de unos tres meses de edad.


















martes, 14 de marzo de 2017

En primera línea de playa. Rastros e indicios.

No, no voy hablar de apartamentos en primera línea de playa, fruto de la especulación urbanística que tanto daño ha hecho al litoral español entre la década de los sesenta hasta la actualidad. Voy hablar de otros individuos que viven en la zona marítimo terrestre de nuestras costas y que precisamente ni especulan ni destrozan el entorno, todo lo contrario, forman parte de un ecosistema en el que coexisten estos y el medio dando lugar a un hábitat de gran riqueza.

Nos centramos en un territorio que consiste en pinares costeros limítrofes con áreas de playa y la zona intermareal. Cuando hablamos de playa es común que la asociemos a especies marinas, como peces, algas y miles de invertebrados marinos que viven en la zona que temporalmente queda inundada por las mareas. Pero cuando nos situamos en litorales que aún no han sido víctimas de la especulación urbanística, y esperemos que no llegue nunca, y que además van acompañados de pinares bien conservados, aparte de las especies marinas encontramos también otras especies asociadas a medios terrestres y que le dan aún más riqueza si cabe.

Ello nos lo demuestran los numerosos indicios de fauna carnívora que encontramos al caminar por estos interesantes enclaves. En un sosegado paseo parándonos y observando, dimos con una serie de rastros curiosos de esta fauna y que resultan interesantes de interpretar, los comento a continuación. 

Ya adentrados en la zona de pinar encontramos esta escarbadura donde un detalle nos desveló directamente a su autor, justo delante de ella se había quedado impresa la huella de un zorro. Por el tamaño de la escarbadura posiblemente el zorro quiso desenterrar algún invertebrado que seguramente llegaría a formar parte de su dieta.

Escarbadura de zorro (Vulpes vulpes) donde ha dejado impresa una huella.

A través de los excrementos podemos averiguar la alimentación que tiene una especie concreta en un momento determinado. Este excremento también de zorro estaba compuesto exclusivamente por frutos de enebro, los enebros estaban cargados de ellos, de hecho este excremento estaba justo debajo de uno. Se ve que en esta fechas en esta zona de la costa los enebros deben cobrar gran importancia en la dieta del zorro, aunque por los restos parece no lo aprovechan demasiado en el proceso digestivo.

Excremento de zorro con restos de frutos de enebro.

Otra escarbadura de zorro nos revelaba otra versión. En este caso una galería había sido desmantelada con tenacidad, lo cual daba a entender que esta vez el raposo debió estar buscando algún micromamífero que vivía en su interior y que seguramente habría detectado gracias a su afinado olfato.

                           
Escarbadura de zorro donde se observa la galería de un micromamífero.

Otra grata sorpresa fue saber que el tejón también campeaba por esta mismísima línea de playa. Encontramos un precioso rastro que seguimos y que nos llevó a sus posibles escarbaduras, algo diferente a las de zorro y conejo ya que es algo más vertical.


Huellas de tejón (Meles meles).

 Posible escarbadura de tejón.

No faltaban los indicios de conejos que también abunda en estos densos pinares. Letrinas, escarbaduras y huellas nos lo mostraban durante el camino.


Letrina y huellas de conejo (Oryctolagus cuniculus).

Ya dentro del área de playa, numerosas huellas de zorro nos dan a entender que son asiduos de esta zona y parece que forma parte de sus campeos rutinarios.





Otro indico de su presencia en la zona de playa, fue este enorme excremento que seguramente actuaba como baliza territorial y que estaba compuesto en gran parte por élitros de coleópteros, una presa fácil y abundante en los sustratos arenosos del pinar.

Excremento de zorro compuesto mayoritariamente de élitros de coleópteros.

Pero sin lugar a dudas la gran alegría fue encontrar lo que buscábamos. También la nutria vive en primera línea de playa. Pero mejor dejemos este emocionante capítulo para otro momento...

Huellas de nutria (Lutra lutra).


 Como siempre, gracias por vuestra visita.

domingo, 15 de enero de 2017

miércoles, 12 de marzo de 2014

El monte, se mueve...

Y es que cuando sales al campo con ansias de ver fauna, lo primero que hay que hacer es detenerse y observar. 

Tras el comienzo de una placentera jornada, caminábamos por los caminos y veredas atravesando monte. La primavera ya manifiesta signos de presencia, las aves se muestran alborotadas y muchas plantas comienzan su floración. Siendo un día soleado y de día, lo que menos esperábamos era la observación de carnívoros, pero si nos llevamos una grata sorpresa cuando comenzamos a explorar al paso los caminos que íbamos recorriendo. 

Sin lugar a dudas por la noche el monte se mueve..., es lo que nos delataban las abundantes huellas que nos encontrábamos en nuestro caminar. Siempre es grato saber, que el monte sigue vivo y este grupo de fauna es abundante. En los márgenes de los caminos, donde la arena es más fina y aún permanece la humedad de las últimas lluvias, la garduña dejó sus signos de presencia. Cuatro, y a veces un quinto dedo impreso, algunas con marca de uñas y en otras con su almohadilla plantar en forma de luna bien perfilada. (Véase primera foto huella de la derecha, segunda foto grupo de huellas cruzando un camino).



Si la garduña estaba presente, no iba ser menos la preciosa gineta. Sus pequeñas huellas, parecidas a la del gato, pero generalmente de menor tamaño, con almohadilla plantar compacta y tribulación menos marcada, también nos delataban que cruzó transversalmente el camino. 



Y si por la noche el monte se mueve, se dan algunos casos en los que durante el día también. Como resulta con el mejor especialista del matorral, el meloncillo, el único carnívoro ibérico que muestra exclusivamente actividad diurna. Esta vez el terreno emblandecido nos mostraba los rastros de los escurridizos peregrinajes del meloncillo, siempre guiados por su más afinado olfato.


Pero no iba a ser menos tampoco el tejón, que en sus largos campeos nocturnos describe un sin fin de huellas a lo largo de una vereda. Puedes seguir sus rastros, y seguir, y seguir... durante un buen rato, pero eso sí, sin hacernos ilusiones pues nunca nos delatará donde se encuentra su más recóndita y escondida tejonera...



Tras las huellas de la garduña, las huella de la gineta, las huellas del meloncillo y del tejón, faltaba alguien que aún no nos había dejado impreso indicios de su presencia, aunque si con algún que otro excremento..., el raposo. El zorro, aunque no en abundancia esta vez, también nos mostró sus rastros.  Finas uñas y almohadillas digitales de forma triangular se marcaban en el limo más fino, donde la presencia de pelo también se dejaba ver...


Es una grata sorpresa salir al monte y saber, que hay vida, que el monte se mueve, que los carnívoros nos dejan sus rastros aunque muy recelosos y nunca se dejen ver. En esta ocasión cinco carnívoros nos alegraron el día, pero segura estoy..., que aunque alguno no se delató, si que andaba y campeaba por el lugar. Andaban observándonos desde el más enrevesado matorral, desde lo alto de un peñasco, desde el horizonte, encaramado en alguna rama o en el hueco de un árbol del alcornocal.


Espero os haya parecido interesante esta entrada después de un largo tiempo sin publicar en este blog de rastros y de fauna, se intentará que sean más abundantes... Y esperemos que esos cursos de control de depredadores que se están impartiendo por ahora, en Castilla-La Mancha, que supondrán una vez más una excusa y apoyo al exterminio de este grupo de los carnívoros ibéricos, tan necesarios, nos deje vivo unos cuantos en nuestro monte mediterráneo para que siga vivo, sobre todo esas especies ibéricas en grave peligro de extinguirse, como es el lince ibérico. Porque si falta una de ellas el monte se desequilibra, porque muchos cotos de caza deberían saber, que es el mismo monte quien se equilibra si lo dejamos y que es beneficioso para todos, sin necesidad de exterminar especies y sobre todo, para que unos pocos se regocijen en el arte de matar.

Como siempre, gracias por vuestra visita.