sábado, 17 de noviembre de 2018

Encames de corzo (Capreolus capreolus)

Los corzos, esos duendes habitantes de nuestros montes y bosques, suelen encamarse en zonas umbrosas y tranquilas. En la provincia de Cádiz el corzo morisco se ha asociado siempre a enclaves húmedos, como son la mayoría de los bosques de Alcornocales y sus canutos, aunque cada vez es más común encontrarlos en otras áreas que no se caracterizan por este microclima propio, como son espacios abiertos de cultivos de secano. 

Los encames que muestro abajo se encontraban en un lugar inesperado al lado de unas tierras de cultivo de pastos. Eso sí, eligieron la umbría que proporcionaban acebuches, lenticos, algarrobos y algunos alcornoques situados en uno de sus márgenes.

Los encames de corzo consisten en unas pequeñas depresiones en el terreno con forma generalmente ovalada y de reducido tamaño, unos 50-60 cm de ancho, ya que es el más pequeñito de nuestros cérvidos. Y que clarean y limpian de hojas ahondando de esta forma el lugar elegido. Tres o cuatro camas se disponían cercanas unas de otras en el lugar ya citado, alguna más antigua que permanecía ya cubierta por algunas hojas que cayeron después de su uso, y otras más recientes y más limpias donde la capa de tierra aún conservaba la humedad de haber sido descubierta.



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