martes, 5 de julio de 2016

El príncipe de la espesura

Qué mejor que titular esta entrada con este bonito nombre, como llamaba nuestro entrañable Félix Rodríguez de la Fuente a su ave más admirada, el azor (Accipiter gentilis). Perfectamente adaptado para vivir y desenvolverse en los espesos bosques, el azor es capaz de alcanzar la velocidad de 90 Km por hora en sus lances de caza, y está perfectamente dotado para atravesar el medio boscoso esquivando ramas a la perfección.

Hoy os traigo algo curioso, un cazadero de azor. Donde ha dejado bajo la rama en la que se suele posar, gran cantidad de plumas, plumas de palomas en un desplumadero, como vulgarmente se suele llamar. Es muy probable cuando paseamos por el monte, encontrar restos de plumas de aves que se han convertido en presa de un predador. Pero, ¿cómo diferenciamos el tipo de predador?, ¿será un carnívoro, será una rapaz la que ha desplumado minuciosamente la pieza capturada?. La mejor forma de diferenciarlos es observar estas plumas, si los cañones tienen cortes o están triturados tendremos todas las indicaciones de que quién dio presa al ave fue un carnívoro, como una gineta, un zorro o una garduña. Pero si las plumas se encuentra enteras, sin cortes y sin estar trituradas, nos encontraremos ante la hazaña de un ave de presa, en este caso, el azor. 


Como siempre, gracias por vuestra visita.


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