jueves, 12 de junio de 2014

Indicios de corzo morisco (II parte)

He decido, ya que comencé a enseñaros en la última entrada las escodaduras del corzo morisco, población que habita el sur peninsular, a enseñaros otros diferentes indicios que podremos encontrar de este misterioso duende del alcornocal. Como ya he comentado en otra ocasión, el corzo morisco o moruno, es algo más pequeño que el resto de corzos que existen en la península. También podremos encontrar otras diferencias en su morfología, como su pelaje más grisáceo y permanente durante todo el año o la ausencia de babero, y en su comportamiento también como su mayor territorialidad y la menor densidad que alcanza en estos ambientes cercanos al Estrecho. 

Para acercarnos un poco más al emblemático ungulado de difícil observación, os muestro alguno de sus indicios que con suerte hallaremos en el interior de los húmedos bosques, de esta forma sabremos algo más de el y de como se desenvuelve. Si analizamos sus huellas con detenimiento, nos daremos cuenta de que su tamaño es bastante menor que la de ciervo, y bastante compacta. También cabría destacar su forma de corazón cuando va al paso y los extremos delanteros de la pezuña bastante afilados.



Huellas de corzo (Capreolus capreolus), se aprecian más pequeñas que las de ciervo

Otro detalle que podremos observar, con mayor probabilidad cuando salta o el terreno es lo suficientemente blando, son sus talones, también llamadas pezuñas secundarias, o dedos, como también lo denominan en alguna bibliografía. Estas se encuentran en una posición elevada y separadas de la pezuña principal, de tal forma que resulta poco probable que queden reflejados en su huella si las condiciones descritas no se dan. Las huellas de corzo cuando presenta estas marcas también podrían ser confundidas con las de jabalí, para diferenciar unas de las otras lo más acertado es fijarse en como se posicionan estas pezuñas secundarias, en el corzo justo detrás de la principal y sin inclinación, y en el jabalí en posición más lateral y separada, y formando un ángulo hacia el exterior.



Huella de corzo en la que se han marcado sus pezuñas secundarias

Otro indicio más que podemos encontrar en los bosques donde habita, son sus excrementos. Estos excrementos son con diferencia más pequeños que los de ciervo, son estrechos y algo alargados la mayoría de las veces, aunque a veces se pueden presentar más redondeados, quizás dependa de la ingesta, de la edad del individuo y de su género. Si os sirve de algo su apariencia nos podría recordar a la acebuchina, fruto del acebuche, con el que guarda cierta similitud. 


Excrementos de corzo morisco

Y para finalizar os he traído su ladrido. Para ello he preparado un breve vídeo donde podremos escuchar la ladra de un corzo que sorprendimos escondido entre los helechos de los húmedos bosques del alcornocal. Al ser un encuentro inesperado, como suele ocurrir con este pequeño duende, no nos dio tiempo a grabarlo, pero sí sus ladridos. Siento el desenfoque que por la rapidez no puede ajustar, pero aquí lo interesante será, su sonido...

Ladra el corzo from Esmeralda Ramos on Vimeo.

Como siempre, gracias por vuestra visita.

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