lunes, 5 de junio de 2017

Conejo de monte (Oryctolagus cuniculus)


El término de España deriva de Hispania, nombre con el que los romanos llamaban a la península ibérica, y que a su vez proviene del fenico i-spn-ya, que significa "Tierra de conejos". Esta curiosa denominación no se asignó de forma injustificada ya que el conejo de monte siempre ocupó este firme, y los fenicios, primera civilización no ibérica que penetró en la península fueron testigos directos de ello cuando llegaron a estas tierras ricas y fértiles. Por cierto, cuando los fenicios desembarcaron en la península atravesando las aguas del estrecho de Gibraltar fundaron "Gadir", actualmente Cádiz, primera ciudad de occidente y el enclave fenicio más importante de la antigüedad.

Tras este pequeño apunte y cambiando de tercio. La herramienta del fototrampeo permite obtener información instantánea sobre la fauna y analizar el estado actual de nuestros montes. Siempre digo que el fotrotrampeo no es testigo de todo, pero todo lo que capta evidentemente está presente. Esta herramienta me permite conocer a nivel personal el estado de estas sierras gaditanas. Todos sabemos la grave crisis que atravesó el conejo de monte, ese eslabón crucial en la supervivencia de tantas especies ibéricas, tras ser afectado por la mixomatosis (introducida) y la enfermedad hemorrágica. Por ello, cuando a través de las cámaras de fototrampeo y otros indicios detectamos buenas poblaciones de conejo siempre resulta gratificante y me llena de alegría. 

En la provincia de Cádiz el conejo sufrió y sigue sufriendo, aunque en menor medida y algunas zonas estas enfermedades. Muchas poblaciones y áreas se vieron afectadas, pero actualmente parece se ha recuperado en territorios donde casi desapareció. Puede que hayan vencido en parte a estas enfermedades, con el añadido de que se les han respetado y dejado crecer.

Las áreas de campiña donde existen extensas áreas de cultivos en intensivo están sobrepobladas de conejos y parece que estas afecciones nunca causaron grandes estragos. Aunque se perdiesen muchos efectivos la alta densidad y la abundancia de alimento favoreció a que las poblaciones siguieran proliferando sin hacerlas diezmar. Pero en las zonas de la sierra los efectos fueron más devastadores y muchas áreas donde existían buenas poblaciones se vieron muy afectadas. Es en estas zonas donde es interesante centrarse. 

Existen dos grandes espacios naturales en la provincia y que se encuentran perfectamente conectados, la sierra de Grazalema y Alcornocales. La composición geológica de la serranía de Grazalema es de origen calizo y las sierras de Alcornocales son de composición silíceo. Ambas albergan una variedad de hábitats increíble, a diferencia de lo que se pueda imaginar, Grazalema no son todo rocas y Alcornocales no son solo bosques de niebla. En estas grandes extensiones existe una diversidad paisajística de lo más variopinta, en la que se alternan bosques, roquedos, matorral, pastizales, montes alomados con cultivos agrícolas..., albergando zonas de  mosaico de gran riqueza. Estas áreas son ideales para alberga conejos y son algunas de estas las que parece que se están recuperando, buena cuenta de ello nos lo dan las cámaras de fototrampeo, aparte de sus indicios como letrinas y madrigueras, toda un alegría. Quizás esta recuperación favorezca al alza al lince ibérico que nunca ha dejado de estar presente en la provincia con sus más y sus menos. También el águila imperial que ya se está estableciendo en algunos territorios se verá beneficiada. Y otras especies que dependen del conejo como el gato montés y otros carnívoros también lo agradecerán. Esperemos que continúe esta lenta recuperación y no tengamos otro percance como aquella mixomatosis, que ya puso en grave riesgo de desaparición a algunas especies ibéricas.

Esta "Gadir fenicia" ya está muy transformada, pero sigue siendo un tierra rica y con una biodiversidad envidiable, habrá que volcar y aunar los esfuerzos para que esto siga siendo así.













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