Como ya contado en otras ocasiones, las huellas de liebre pueden ser confundibles perfectamente con las huellas de cánido por su tamaño y forma, y sobre todo si el barro te juega una mala pasada, que sucede muchas veces... La liebres ibéricas alcanzan grandes dimensiones y robustez, y sus impresiones pueden llegar a superar incluso a las huellas de un raposo.
Igualmente que sucede con el otro lagomorfo, el conejo, tienen una falsa almohadilla plantar formada por pelo y que pueden hacer parecer que existe una verdadera almohadilla como en los carnívoros. Sin embargo, sus impresiones digitales tienen forma lagrimosa y algo más pequeñas que las de los cánidos. Sus uñas a veces se marcan de forma muy patente, sobre todo en el barro blando, que las pueden hacer acentuar y prolongar más.
Espero que tengáis oportunidad de observarlas en el campo, porque es un animal realmente precioso, y cuando están erguidas, sus dimensiones y grandes orejas la hacen poder observarlas en todo su esplendor...
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