lunes, 20 de agosto de 2018

Cárabo común (Strix aluco). Egagrópilas, plumas.


¿Cómo serían esas noches en el bosque sin el canto de cárabo acompañar? 

Estoy segura que todos aquellos que tengan el más mínimo contacto con la naturaleza, conocen y han escuchado alguna vez el característico canto del cárabo. Esta preciosa rapaz nocturna, representa y ocupa todo tipo de bosques dentro de la península. No obstante, puede hallarse perfectamente también dentro de zonas urbanas, basta que esté dotada de la suficiente arboleda para darles cobijo y posaderos adecuados. De esta manera se convierte en un perfecto controlador natural de roedores para estas áreas, ya que las ratas pueden constituir un alto porcentaje en su dieta.



Buena cuenta de ello nos lo dan sus egagrópilas, en las que podemos encontrar pelo y huesecillos de  los roedores que captura. También es posible encontrar en ellas restos de pequeñas aves e insectos.

La coloración de las egagrópilas de cárabo se tornan al gris claro sobre todo si están compuestas por pelo de roedor. En la imagen podemos observar una egagrópila recién expulsada a la derecha, coloración algo más oscura. Y a la izquierda una egagrópila más envejecida de color gris claro, compuestas en su mayoría por pelo y huesos de rata negra (Rattus rattus).


Es muy probable que si damos con un posadero de cárabo, no sea difícil encontrar alguna que otra pluma esparcida por el suelo fruto de sus acicalamientos. La coloración y tramas de su plumaje es muy variada, incluso se llegan a diferenciar cárabos de tonalidades más grises y cárabos de tonalidades más rojizas y marrones. En la imagen, una serie de plumas que sin profundizar, nos encontramos con primarias, secundarias, coberteras y algo de plumón. Destacan las franjas marrones sobre fondo claro, combinada con algunas tonalidades de grises.


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